AMOJONAMIENTO DE ALCUÉSCAR

El día 14 de noviembre de 1588 el juez prosiguiendo con los autos de la posesión y para darle Alcuéscar los términos declarados al asiento y deslindarlo y amojonarlo, mandaron notificación a Montánchez, Arroyomolinos y demás concejos colindantes del partido para que se hicieran en la mojonera.

El cometido fue llevado acabo por Pedro Alonso Golfín, Juan Hernandez de Pablo, Juan Gutiérrez y Blasco Hernandez, personas diputadas y elegidas por el pueblo para amojonar el lugar de los Villares. Por parte de Montánchez se hallaban presentes Juan Guerrero, Francisco Martín y el bachiller Rueda de Castro. En nombre de Arroyomolinos, Cristóbal de Loaysa y Juan Hernández. Estando todos junto al licenciado De la Fuente Vergara preguntó:

- El lugar de los Villares ¿ es de Alcuéscar o no ?

No había acuerdo al respecto y el juez tuvo que sentenciar a favor de Alcuéscar. Los representantes de Montánchez apelaron pero la sentencia fue firme a favor de la villa de Alcuéscar. Esto consta en las hojas de la 11 a la 19 y folio 52 de los archivos de Simancas.

El primer mojón se puso junto al río y molino de los Quijos; otro junto al río en un peñasco en la finca de Benito Pérez y Juan Moreno; desde allí el juez junto con las partes y tres apeadores fueron río abajo y se alzó otro peñasco mojón en la frontera del río y la finca de Francisco Martín Guijo. Al día siguiente en los Villares se levantó un nuevo mojón junto al río y un molino derribado que está al otro lado del río que es de Alonso Román vecino de Alcuéscar; de allí arroyo arriba hasta un retamal que está en una haza de Juan García Perulero, vecino de Alcuéscar. Más arriba levantaron otro a la linde del río y tierra de Juan Burdallo; otro en el camino de las Casas y Garganta de la Fuente del Negrillo. Río arriba se levantó otro en tierras de la Capellanía que fundó Diego del Guijo; otro en tierras de la mujer de Juan Sánchez Guijo; otro en la linde del molino de Diego Martín y tierras de María Alonso Hidalgo, vecina de Arroyomolinos; más arriba otro en una haza de Isabel Alonso la Miguela, viuda de Diego Hernandez; siguen río arriba y ponen otro mojón en una esquina de las viñas de Montánchez y tierras de Juan Martín y Lázaro Gil, vecinos de Alcuéscar; todos los mojones a vista uno de otro. Desde aquí pasaron al arroyo de la Zarza donde se levantó otro en tierras de Juan Martín, y se acabó el término de los Villares que quedó de parte de la villa de Alcuéscar; acordando que desde la rinconada de la viña del contador Gonzalo Flores quedara en la parte de Montánchez. Atravesaron el arroyo de la Merchana y pusieron otro debajo de la fuente de los Ovejeros; otro junto al camino que va a la venta de las Herrerías de Trujillo. Esto ocurría el 19 de noviembre de 1588.

Entraron en el término de Albalá. Se levantó un nuevo mojón en un cancho cerca de la fuente de Alosillos; otro junto a la barranca de Loynela; otro junto al molino de Largorilla; otro en el arroyo de la Cigüeña; otro junto a la fuente de la Sacapedrosa; otro mojón junto al camino de Albalá con el Rubial; otro al comienzo del arroyo de los Maderos y el camino que va desde Albalá a las Casas.

Entraron en el término de las Casas de Don Antonio, representadas por su alcalde Sebastián García, levantaron uno en el camino de las Casas donde se abre la hoja de Alcuéscar y un alcornoque grande; otro junto a la Fuente del Palancar; otro en la cañada de los Abades; otro en la viña del Rubial; hasta aquí llegaron el día 19 de noviembre y el 20 llegamos al término de las viñas del Rubial y el pozo del Ayuela; desde allí Juan Hernandez en representación de Alcuéscar, siguió bajo dicho juez la mojonera en dirección a la sierra de San Blas, sin hacer rodeos y siguiendo un ribazo. Aquí en representación del juez estuvo Diego García Baquero. Aquí solamente se le concede a la villa de Alcuéscar, siguiendo la mojonera por las hojas, llamadas 'suertes' que les dan cada un año a los vecinos para sembrar.

La mojonera de las Casas se llevó por el medio de las hojas porque iban haciendo muchas revuelta entre las viñas y así siguieron hasta la otra parte del pozo Ayuela. Entre las viñas de Albalá se levantó un mojón en la linde de la viña de Lorenzo Hernandez vecino de las Casas; otro en una viña de Pedro Sánchez vecino de Albalá; otro en el camino que va de Alcuéscar a Cáceres; otro junto al arroyo del Saucillo; otro se puso en la bajada del cerro de la Lombriz; otro en el arroyo de la Lombriz; otro en la fuente de la Lombriz; otro en el camino que va de Alcuéscar a San Blas; (ermita de San Blas) otro en una peña que está en la sierra de San Blas; el último mojón entre las Casas y Alcuéscar se puso en lo alto de la sierra asomando a Carmonita. Más adelante se puso otro dividiendo los baldíos de Montánchez y Alcuéscar; otro junto al camino que va de Alcuéscar a los molinos de Covillos; otro dando vistas a Valdemantillas y Lobillos; otro pasado el valle del Cirivillo junto al tapiado; otro en la encrucijada del camino que va a Carmonita y vereda del valle de las Fuentezuelas; otro al otro lado del camino de la Plata; otro en el camino de la fuente Mudalpelo; otro junto al camino que sale hacia Aljucén; otro junto al arroyo de la Cañada ancha; otro junto al camino que viene de Valdelrey; otro pasando el arroyo de la Cañada ancha, separando Arroyomolinos y Alcuéscar; otro mojón se puso en la travesía del camino, Arroyomolinos, Alcuéscar y Medellín; aquí intervino Bartolomé Donoso, vecino de Arroyomolinos; otro en la mojonera de la dehesa Boyal de Alcuéscar y el río de Aljucén; y el último entre el río y el molino de Alonso Martín en los Villares. El juez dio por terminado el amojonamiento de la jurisdicción de Alcuéscar, advirtiendo que el que no respetara los mojones establecidas sería castigado con cincuenta mil maravedies.

Entendemos que sería muy árido describir toda la mojonera porque sigue describiendo mojones, dando como reseña encinas, zarzales, rocas etc.. Sólo hemos puesto los mojones que más o menos pueden tener algún nombre de referencia que sirva para situarnos. De vez en cuando también hace referencia a que quitaron el viejo por deteriorado y pusieron uno nuevo, debe referirse a los primeros que puso la Orden de Santiago en el apeo o deslinde del partido en 1242.

Terminada la mojonera de la jurisdicción del pueblo el juez ordenó que se amojonara la dehesa Boyal de Alcuéscar; levantando el primer mojón en la vereda que va de los Villares al Negrito; otro en el camino que va de Montánchez a Alcuéscar pasando por la fuente el Torviscal que divide la dehesa Boyal y la cañada del Caozo; otro por debajo del molino Escobizo; otros dos pasado el arroyo que va a la fuente los Bueyes; hoy se puede ver otro en el camino de Arroyomolinos y finca de los Burgos; otro es el Cancho con la inscripción; y el resto sigue como está hoy, la Víbora, Balhondo, sierra del Monasterio, Trampal del Monasterio, Mengachas, camino del valle de la Jara, las Cabrerizas, campo de Valdelrey, Navarredonda, camino que va a Balmurtioso, cabeza de los Gavilanes, Covenos, Vañaderos, acabando en el término de Arroyomolinos.

Terminada la dehesa Boyal el juez ordenó que se amojonara el ejido de Alcuéscar. El primer mojón se levantó junto a la dehesa camino de Montánchez; siguieron otros en Valdezahurdas, camino de Albalá, fuente del Barranco, eras de la Pemilla, el Rubial, pozo de Ayuela, camino de las Casas, Charcos Blancos, cañada del Guadapero, carril de Saucillo, la Berrocala, cerro de las Colmenas de Juan García, camino de San Blas, valle Román y valle de la Orden, venta de Diego Hernandez, camino de Martín Laguna, pie Sierra del Monasterio y Trampal del Monasterio donde por ser tierra fragosa y áspera no se subió arriba a renovar los viejos que allí hay.

Terminado todo el trabajo el juez puso en posesión de la jurisdicción a Juan García Perulero, alcalde ordinario de Alcuéscar. El licenciado de la Fuente Vergara, ordenó que se pregonara en las plazas de todos los pueblos de la comarca. A 5 de diciembre de 1588. (Vuelve a decir que faltan hojas del libro antiguo .)


Inscripción del Cancho de la Dehesa de Alcuéscar
Basado en un trabajo de D. Jesús Meneses
Dehesa Boyal: Tierra acotada destinada a ganado de labor ( bueyes )
Regidor: Cargo designado por el Rey que con el tiempo pasó a ser perpetuo y hereditario. Solía ejercerlo la nobleza y alta burguesía. Con frecuencia se arrendaban los oficios municipales dando lugar a abusos en sus funciones. Su auténtica denominación era diputado de lo común. El cargo de regidor municipal fue creado por una reglamentación del 26 de junio de 1766 por Carlos III, a fin de detener ruinas municipales.
En las poblaciones de 2.000 ò más habitantes había cuatro diputados de lo común y en las de menos de 2.000 había dos. Entendían en cuestiones de abastos, economía y debían velar por el comercio de granos y más tarde el comercio en general. El cargo tenía asiento en el Ayuntamiento y voz y voto en sus sesiones Desde el año 1769 el cargo tenía dos años de duración
La creación de los regidores se enmarca en el programa reformista de Carlos III, monarca progresista que se enfrentó con la iglesia, expulsó de España a los Jesuitas, limitó los privilegios de la Mesta y favoreció la división de los latifundios fomentando la pequeña propiedad, la disminución de los jornaleros y el aumento de los arrendatarios a largo plazo. Tras su muerte en 1788 sus innovaciones decayeron pues su hijo y sucesor Carlos IV no tuvo ni su talante ni su capacidad.