Registrado: 30 Abr 2011 23:39 Mensajes: 3607 Ubicación: Barcelona - España
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Hola, Alejandro. Así que otro experimento... Eso me gusta. Sospecho que en tu intención hay algo más de lo que dices. Y eso me gusta aún más. Tu idea es ambiciosa: "...saber qué géneros y qué temas soy capaz de escribir lo suficientemente bien como para que el lector sienta lo que quiero". Supongo que te refieres a captar, más que a sentir. Fíjate en que, para saber si eso se cumple, el lector tendría que hacerte llegar de vuelta lo que ha sentido, o sea, el lector también hará el mismo experimento que tú al dar su opinión. Has sentido algo que quieres transmitir con este relato; yo siento algo al leerlo. ¿Cómo sabremos si es lo mismo o no? Intentaré explicar mis impresiones al leer con todo el detalle que me sea posible, para seguir tu experimento. ¿Tú has sentido terror al escribirlo? Yo diría que no. Tampoco yo he sentido terror al leerlo. No es fácil sentir terror, leyendo. No ya terror, sino sentir como ese aliento frío en la nuca... Se siente muy raras veces y casi siempre se debe a frases o párrafos en concreto, no a historias completas. Éste, por ejemplo, es uno de los pocos relatos que cuando leí, en mi juventud, me hizo notar ese soplo en un momento de la narración: El conde Magnus, de James Montague. http://www.medellin.edu.co/sites/Educativo/repositorio%20de%20recursos/James_Montague%20Rhodes-El%20conde%20%20magnus.pdfLa redacción del texto me parece muy cuidada, bien conseguida. Aunque sobreadjetivado. El vampiro sube, seguramente desde el sótano de su mansión, donde duerme, dentro de su ataúd, durante el día. Pero aún es pronto para salir de caza, reposa un rato sobre la cama y deja volar sus pensamientos. Está satisfecho de su maldad, obedece a un Ser Superior, se burla de la ineficacia de la policía. Espera la hora y cuando ésta se acerca... se duerme. No obstante se produce un asesinato. ¿Es quizá un desdoblamiento en estado onírico el asesino? ¿Es algo inmaterial, que las cámaras no pueden captar? Hay un momento en que se pregunta: ¿Son sueños, quizás, todo...? Quizá le baste con soñar algo para que se haga real. Y eso sí es novedoso en el vampirismo, que yo sepa. Esto es lo que me ha parecido, básicamente, tu relato. También es novedoso el cambio de ropa, hasta ahora siempre dormían con el smoking. Esa ropa perfectamente doblada podría ser un pijama; los smokings, trajes o capas ¿se doblan? O la mutilación de la víctima, más propia de destripadores y hombres-lobo que de vampiros, que suelen limitarse a morder y chupar. Los muertos de este modo pasan a ser nuevos vampiros; esta prostituta no podrá. Por otro lado veo algunos detalles ligeramente cómicos: se asusta al verse en el espejo (y se ve, cosa atípica en un vampiro; según van Helsing no se reflejan). Ríe y él mismo se impresiona por su risa... Quizá sea sólo un loco. Por eso se ve en el espejo. El texto es bueno y vale la pena leerlo con detenimiento. Añadiré mi punto de vista a los acertados comentarios de Blanca: EN NEGRO SOBRE NEGROEl título debe de hacer referencia al vampiro y a la noche. Negro sobre negro. En cualquier caso, me gusta. Él, en la profunda soledad de su mansión, y como cada atardecer, sube sigilosamente las enormes escaleras hasta el piso superior y se acerca a su habitación. Una macabra sonrisa decora esperpénticamente la terrible fealdad de su rostro; lo deforma aun mas, lo aterroriza hasta tal extremo que, inconscientemente, nunca se mira en el espejo. Abre el armario y saca, perfectamente doblada y limpia, la ropa que cubrirá su cuerpo durante la cercana noche que, haciendo juego con su fealdad, va metiendo en tinieblas la poca luz que aun permanece iluminando la escena. En la profunda soledad de su mansión, y como cada atardecer, sube silenciosamente la enorme escalera hasta el piso superior, camino de su habitación. Una siniestra sonrisa decora esperpénticamente la terrible fealdad de su rostro; lo deforma aún más, lo aterroriza hasta tal extremo que evita mirarse en el espejo. Abre el armario y saca, perfectamente doblada y limpia, la ropa que cubrirá su cuerpo durante la cercana noche, que va metiendo en tinieblas la poca luz que aún permanece iluminando la escena.Él, me parece superfluo. Sigilo es secreto o silencio cauteloso. Esconderse por temor. Pero él está solo, en su casa. Para mí, sigilosamente transforma el silencio del misterio en el silencio de la precaución, del miedo. Del miedo del vampiro. Las escaleras, en singular. Acercarse a, siempre me recuerda a los locutores del Telediario, que lo usan sistemáticamente como eufemismo de "ir". Puede ser correcto pero... Inconscientemente, lo quitaría, porque distrae, abre una puerta innecesaria y le quita fuerza a la frase. Haciendo juego con su fealdad, ¿la noche? ¿Hace juego en el sentido de "combina bién"? Si es así, no veo por qué. Si te refieres a que le sigue el juego, la idea es complicada. Yo simplemente suprimiría ese inciso. Lentitud en sus movimientos, felinos, tétricos, siniestros. No necesita luz alguna para vestirse; lo metódico y perfecto de todos sus movimientos demuestra que han sido estudiados y realizados a lo largo de los infinitos atardeceres de su interminable vida. Finalmente, cerrando el nudo que fija la negra capa a sus hombros, se acerca al enorme ventanal de la habitación y mira al exterior. Después de comprobar como una tenebrosa y densa niebla va extendiéndose lentamente sobre el paisaje que forman el jardín y, al fondo, la gran ciudad, se vuelve hacia el centro de la habitación donde un enorme lecho, cubierto con un alto dosel, tan negro como sus pensamientos, le espera. Sube a él y se tiende boca arriba, mirando al infinito que, lúgubre y sombrío, se refleja en la negrura del techo del dosel. Sus movimientos son lentos, felinos. Metódicos, perfectos, no necesita luz alguna para vestirse; han sido estudiados y realizados a lo largo de los infinitos atardeceres de su interminable vida. Cerrando el nudo que fija la negra capa a sus hombros, se acerca al enorme ventanal de la habitación y mira al exterior. Una densa niebla va extendiéndose lentamente sobre el paisaje que forman el jardín y, al fondo, la gran ciudad. Vuelve hacia el centro de la habitación donde un enorme lecho, cubierto con un alto dosel tan negro como sus pensamientos, le espera. Se tiende boca arriba, mirando al infinito que, lúgubre y sombrío, se refleja en la negrura del techo del dosel. Lentitud en sus movimientos, felinos, tétricos, siniestros. No es una oración, no hay verbo, veo la frase demasiado larga para eso. Por otra parte, dos conceptos son subjetivos: tétrico y siniestro. Es mejor que el narrador cuente lo que ve, describa, no opine ni juzgue. No necesita luz alguna para vestirse; lo metódico y perfecto de todos sus movimientos demuestra que han sido estudiados y realizados a lo largo de los infinitos atardeceres de su interminable vida. Repites "movimientos", y es difícil cambiar la palabra. Finalmente, lo veo de más. Después de comprobar cómo, idem. Se vuelve. Volverse es girarse, regresar a donde uno estaba es volver; volverse en este segundo sentido es coloquial. Sube a él y, para mí sobra. Aunque el lecho sea alto, no es eso lo que capto sino a un niño, o una litera. “Aun falta tiempo para la hora esperada” piensa, mientras que su imaginación va formando escenas dantescas en el escenario de su mente, haciendo que una macabra mueca, semejando una sonrisa, aparezca de nuevo en su rostro, envileciéndolo aun más. Solo él podría describir los dantescos pasajes que, de su vida, van pasando por una mente tan retorcida, pero algo llama su atención y, momentáneamente, cierra los ojos para concentrarse aun más en esa alocada vivencia, hasta que una fuerte y espeluznante carcajada sale de sus pulmones e inunda la enorme habitación. Hasta él mismo se impresiona y, abriendo los ojos, gira la cabeza para comprobar que la noche ya se ha adueñado de todo el paisaje. “No, creo que aún es pronto. Esperaré hasta el momento exacto” piensa de nuevo y, lentamente, gira su cabeza hasta apoyar cómodamente la nuca sobre la acolchada almohada. Apoya ambas manos sobre el pecho, con movimientos que más que mecánicos, están pensados como parte de un ritual. Luego, pierde su mirada en la lejanía de los recuerdos y sigue ¿soñando?“Aún falta tiempo para la hora esperada” piensa, mientras su imaginación va formando imágenes dantescas en el escenario de su mente, consiguiendo que una mueca, semejante a una sonrisa, aparezca de nuevo en su rostro. Solo él podría describir los pasajes que, de su vida, van pasando por una mente tan retorcida, pero algo llama su atención y cierra los ojos para concentrarse en esa alocada vivencia, hasta que una fuerte carcajada sale de sus pulmones e inunda la enorme habitación. Hasta él mismo se impresiona y abriendo los ojos, gira la cabeza para comprobar como la noche ya se ha adueñado de todo el paisaje. “No, creo que aún es pronto. Esperaré hasta el momento exacto” piensa de nuevo y, lentamente, vuelve a apoyar la nuca sobre la pétrea almohada. Cruza ambas manos sobre el pecho con un gesto que parece formar parte de un ritual. Luego, pierde su mirada en la lejanía de los recuerdos y sigue ¿soñando?.Mientras que su imaginación, lo escribiría sin el "que". Escenas dantescas en el escenario. Si la repetición del concepto es intencional, no lo veo un acierto. Se podría suprimir "el escenario de" ( quedaría: mientras su imaginación va formando escenas dantescas en su mente), pero si quieres conservar ese concepto porque te gusta (escenario de su mente), se puede cambiar escenas por imágenes, por ejemplo. Haciendo que una macabra... Haciendo no es nada literario. Provocando, consiguiendo... Eso no quiere decir que no se pueda hacer literatura con un lenguaje llano, pero el tono de todo el texto es selecto y habría que seguir esa pauta. Macabra: para mí, palabra proscrita en literatura. Está quemada. Como dice Blanca: describe y deja que el lector imagine y decida si es macabro o no sonreír ante escenas dantescas. Si lo empujas es contraproducente. Semejando, mejor "semejante a". Envileciéndolo aún más, lo quitaría. Dantesco, se repite demasiado cerca. Para mí, sobra. Igual que momentáneamente. Aún más, idem. (Usas "aún más" tres veces en el relato. Hay que evitar las "muletillas de autor"). Fuerte y espeluznante. Ya ves que estoy por suprimir casi todos los adjetivos, sobre todo los subjetivos del narrador. Cómodamente. También los adverbios de modo, si no realzan la narración. Como éste. Dejo "lentamente", ése sí. Acolchada, si es una almohada... De nuevo opino que sobra pero, de decir algo, más bien diría lo contrario. Dura o pétrea, como las "almohadas" de las tumbas, daría un toque diferente. Apoya ambas manos sobre el pecho, con movimientos que, más que mecánicos, parecen formar parte de un ritual. Si te refieres a la clásica postura de las momias y de los vampiros, si no la conociera no podría imaginarla con esos datos. ¿Son sueños, quizás, todas las extrañas y ceremoniales muertes acaecidas desde siempre en aquella ciudad? ¿Cómo nunca pudo la policía descubrir al autor de aquellos trágicos y espeluznantes sucesos? Y tantas otras preguntas sin contestar que han hecho de las noches de la ciudad el escenario más solitario y tenebroso que las mentes de sus pobladores puedan recordar. Y en ese recuerdo, él, se detiene mientras, de nuevo, aflora a su esperpéntico rostro una mueca de satisfacción. “Y nunca lo lograrán saber. ¡Ilusos, pensar que, con esos modernos aparatos de captación de imágenes, puedan ni tan siquiera vislumbrar la sombra del autor de los rituales exigidos por un ser superior! Pero, dejémosles soñar, las dificultades engrandecerán para siempre mi trabajo” Mueve suavemente la cabeza en dirección a la ventana. No, aún no es el momento y, lentamente, recupera la posición. “Con cámaras de infrarrojos; con torpes, regordetes y adormilados policías, apostados en las esquinas de las calles más oscuras y angostas, pretenden descubrir a la sombra de la noche. ¡Realmente patético! ¿Cómo seres dotados con la inteligencia necesaria no son capaces, ni tan siquiera, de imaginar lo que ocurre ante sus ojos? Hoy, como memorial a tan perfecto trabajo, les sorprenderé con un ritual tan fantástico que…” Y, en la comodidad del lecho, en tendido supino y en la quietud y soledad de la noche, esa diabólica mente va ralentizándose poco a poco, hasta quedar profundamente dormido. A la mañana siguiente, todos los periódicos de la ciudad se harán eco de la más tétrica y siniestra noticia que jamás pudieran ni imaginar: “Un nuevo asesinato, posiblemente el más sangriento y doloroso nunca conocido, se ha cometido en la ciudad; y lleva la misma firma. El cadáver, terriblemente mutilado en vida, de una joven prostituta ha sido encontrado…”¿Son sueños, quizás, todas las extrañas y ceremoniales muertes acaecidas desde siempre en aquella ciudad? ¿Cómo nunca pudo la policía descubrir al autor de aquellos trágicos y espeluznantes sucesos? Estas y tantas otras preguntas sin contestar han hecho de las noches de la ciudad el escenario más solitario y tenebroso que las mentes de sus pobladores puedan recordar. Y en ese recuerdo, él se detiene mientras, de nuevo, aflora a su esperpéntico rostro una mueca de satisfacción.
“Y nunca lograrán saberlo. ¡Ilusos, pensar que, con esos modernos aparatos de captación de imágenes, puedan ni tan siquiera vislumbrar la sombra del autor de los rituales exigidos por un ser superior! Pero dejémosles soñar, las dificultades engrandecerán para siempre mi trabajo”.
Vuelve a dirigir la mirada a la ventana. No, aun no es el momento. “Con cámaras de infrarrojos; con torpes, regordetes y adormilados policías apostados en las esquinas de las calles más oscuras, pretenden descubrir la sombra de la noche. ¡Realmente patético! ¿Cómo, seres dotados con la inteligencia necesaria, no son capaces siquiera de imaginar lo que ocurre ante sus ojos? Hoy, como memorial de tan perfecto trabajo, les sorprenderé con un ritual tan fantástico que…”. Y, en la comodidad del lecho, en tendido supino y en la quietud y soledad de la noche, esa diabólica mente va ralentizándose hasta quedar profundamente dormida.
A la mañana siguiente, todos los periódicos de la ciudad se harán eco de la terrible noticia: “Nuevo asesinato: El cadáver espantosamente mutilado de una joven prostituta ha sido encontrado a primera hora de la mañana por…”.En el resto, consideraciones parecidas, que no repito para no cansar. Mueve suavemente la cabeza en dirección a la ventana. No, aun no es el momento y, lentamente, recupera la posición. Girar es un modo de mover, claro, pero la cabeza no va hacia la ventana. Y repetir girar tampoco quedará bien. Recupera la posición... ¡fútbol! Memorial a, creo que es memorial de. Ralentizándose poco a poco, o sea frenar lentamente. No carece de lógica, pero... Dormido, el vampiro, sí, pero hablabas de la mente. Creo que quedaría mejor domida, o aletargada, en femenino. A la mañana siguiente, todos los periódicos de la ciudad se harán eco de la más tétrica y siniestra noticia que jamás pudieran ni imaginar. Excesivo. Como máximo, terrible. O espantosa, sólo un detallito. Posiblemente, ¿en un titular de prensa?. Ya que lo entrecomillas se supone que es literal, y no tiene el aire de un titular de prensa. Suelen ser directos, contundentes... Pues esto es todo. Me gusta tu experimento y espero que compartas tus conclusiones. No te abrumes por tantos detalles como te comento porque son simplemente mi opinión. Un placer leerte, como siempre. Abrazos.
_________________ Saludos desde Barcelona - España.
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