Hagamos un esfuerzo para que no se nos rompa el entendimiento.
Intento imaginar el panorama de aquellos siglos XIV, XV, XVI, con el latín bastante impoluto como lengua culta todavía, mientras iba creciendo el uso de una nueva lengua romance, entre otras muchas, a partir de La Rioja y aledaños. Una lengua que hablaba el pueblo, sin ninguna norma hasta Nebrija pero ¿quién, entre el pueblo, leía a Nebrija, si casi nadie sabía leer? Cuando la lengua culta era el latín, el castellano era una lengua eminentemente hablada. Con algunos pinitos en literatura, cántigas y romances por ejemplo, y ahí podemos ver cómo era entonces el asunto, fermosos contertulios... Siento gran curiosidad por saber cómo hablaba entonces la gente de la gleba, en los distintos lugares.
En el idioma hay dos elementos: léxico y normas, que tú, José, confundes a veces. Si llega algo nuevo, llega con una palabra nueva. Cuando trajeron la patata, el chocolate, el tomate, cuando se inventa el teléfono... son imperativas nuevas palabras. Y cuando algo se extingue, la palabra muere con ello, salvo en lo que quede de recuerdo. Carbonería, por ejemplo, ¿queda alguna? No creo, pero hubo, y están en la memoria, y se puede hablar de ellas. Por eso, por respeto a El Quijote, nunca se anulará una palabra que esté en ese libro, para que cualquiera que lo lea y no comprenda algo del léxico pueda acudir el DRAE y despejar su duda. No se encuentre con que la palabra no esté.
Este reconocimiento tan entregado de la RAE a Cervantes, a El Quijote, es justo. Es una gran novela, sin duda, pero sobre todo, es la gran obra que da el espaldarazo al nuevo idioma español. Como Shakespehare, gran autor y, sobre todo, gran espaldarazador del idioma inglés. Son estandartes. Su trascendencia es mayor aún que su calidad. Y, volviendo a El Quijote, con el añadido de ser novela, no poesía ni teatro, lo más al uso en la antigüedad. Por entonces no había novelas, no se escribía así, aparte de Llull, los libros de caballerías o Bocaccio y muy poco más, en aquellos tiempos nadie escribía novelas. No existía. Y en esa situación sale El Quijote... Lo que se respetará siempre de El Quijote es el léxico, José, pero no las normas. Si en El Quijote Cervantes escribió "tras de mí", puede que en su tiempo fuese correcto o simplemente impreciso; hoy, no.
Siempre el idioma vulgar, hablado, local a nivel de comarca y hasta pueblo, ha ido por un lado y el idioma culto, escrito y con normas, por otro. Pero la alfabetización a medias ha traído una nueva situación: la gente escribe, pero escribe mal. Por debajo de un nivel eso no tiene importancia, pues la gente escribe poco y "en la intimidad". Internet ha cambiado eso un tanto, y a mucha gente le corta entrar en chats o escribir correos porque se les ve el plumero, que hablado no se ve. Pero sigue siendo poco importante. Lo que tiene más importancia es la gente "culta" que no ha perfeccionado el aprendizaje del idioma. Gente cuyo nivel de escritura no se corresponde con su nivel de cultura en general. Bien, ¿y por qué no aprenden? ¡Si una persona culta sólo tiene veinte o treinta vicios de lenguaje, creo que ni eso! ¿Qué costaría verlos y quitarlos? Los "podía" en lugar de "podría", los "llovieron" en lugar de "llovió", los "tras de mí", los "habían tres árboles" en lugar de "había tres árboles", las conjunciones dentro de los incisos, etc. Si simplemente bastaría decírselo, una vez. Les hace falta un Gramático Justiziero, ja ja. Y en general, si apenas cuesta. Una gramática sencilla tiene 50 páginas o menos. Por ejemplo, el misterio de los acentos:
Las palabras monosílabicas no se acentúan nunca, salvo tilde diacrítica (ver más abajo).
Las palabras cuya fuerza tónica recae sobre la última sílaba son agudas - - ^
Las palabras agudas llevan tilde cuando acaban en vocal (a, e, i, o, u), en n o en s.
Ej.: mamá, bebé, jabalí, dominó, champú, volcán, compás.
Las palabras cuya fuerza tónica recae sobre la penúltima sílaba son llanas o graves - ^ -
Las palabras llanas llevan tilde cuando terminan en consonante que no sea n ni s.
Ej.: árbol, carácter, césped, álbum, Pérez.
Las palabras cuya fuerza tónica recae sobre la antepenúltima sílaba son esdrújulas ^ - -
Las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas llevan tilde siempre, salvo en contadas excepciones.
Ej.: bárbaro, húmedo, médico, cuéntamelo.
Excepto los diacríticos, ahí está todo. ¿Tan difícil y largo es? ¿Tenemos que cambiar el idioma, indefinidamente, porque la mayor parte de la gente no quiera hacer el pequeño esfuerzo de aprender cuatro cosas, y tampoco quiera quedar como ignorante?
El que dice "tras de mí", por un mecanismo lógico —él está delante— está pensando "detrás de mí", y cree que es lo mismo. ¿Tanto le costaría entender que no, que no es lo mismo? No, simplemente hay que decírselo. Sin embargo "tras él" no le da ese problema, porque el que habla no se situa delante de ese "tras". Y "tras ti" no lo diría nunca, y muy raramente "tras de ti", sino "detrás de ti", y con más frecuencia "detrás tuyo", ja ja. Son los extraños mecanismos de la mente humana. Si lo que importa es entenderse, todo se entiende. Si hay que tener unas reglas, no pueden abarcarlo todo. Cada uno de los vicios (de lenguaje) que me fui quitando a lo largo de mi vida, al principio me sonó raro. Después, de maravilla. Lo contrario conduce a lo que indicaba la Fábula de los agraviados, ¿la recordáis?
Saludos (y perdón por el discurso).
_________________
Saludos desde Barcelona - España.