De niños jugábamos a alcanzar las estrellas. Ella nos revolvía el pelo cada vez que se cruzaba con nosotros. El otro día me la encontré pidiendo en la calle. Me acerqué a saludarla y no me reconoció. Quizá porque de pequeña yo era gordita y llevaba gafas.

      -¿Llevas suelto? -me dijo.

      Saqué mi monedero para darle los veinte euros que llevaba encima cuando sentí algo frío en mi garganta. De reojo miré y vi lo que era; una navaja.

      Cogió el dinero, el reloj y fue a quitarme la pulsera. La estuvo observando durante un rato, después me preguntó.

      -¿Es bonita la pulsera, verdad?
      -Si, me la regaló una vieja amiga.

      Apartó la navaja, me devolvió el dinero, y con lágrimas en los ojos dio media vuelta y se marchó.

      Hoy la he vuelto a ver. A pesar de su tez blanquecina aún queda restos de su belleza. -Esperen un momento, por favor, - digo mientras me voy quitando la pulsera en forma de estrellas enlazadas. Me acerco hasta el ataúd, y la pongo en su muñeca.

Eduardo, un saludo. Gracias por pasar.
Josgar, ¿Cuántas patas tiene tu gato? Jeje
Tomo nota de tu sugerencia. ¿Qué tal algo así?

De pequeño era gordito, con gafas y aparato dental. Por eso nunca se fijaba mucho en mi. Además me daba rabia que me alborotase el pelo...

¿Tú qué propones?

Saludos.

¿Qué tal, Josgar?
He añadido el matiz que me has recomendado.
Saludos.

¡Glups! Perdón, perdón, perdón...
Ya está el punto en su sitio.
Lo subí rápido desde el Ipad2 y se ve que no pulsé el, olvidado, punto.
Saludos.

Hola Juanan,

Yo no veo necesario dar explicación de por qué no lo/la reconoce. Mi impresión es que el hecho lo cuenta una mujer, quizá sea un prejuicio pero interpreté que recibir como regalo una pulsera, en la infancia, de parte de una mujer con la que no se tiene un gran lazo era más propio de una niña. Y a las niñas, cuando cumplen los quince no las reconoce ni su madre, ja ja.

Todo en general me parece más creíble si la protagonista es mujer. El robo con violencia, por parte de una mujer mayor, por mucha navaja que lleve... Pero incluso aunque fuera un hombre, no es difícil imaginar que no lo reconozca si han pasado los años. Suele pasar, la vieja —o no tan vieja— tampoco está muy fina...

El relato está muy bien planteado pero creo que en el final no has acertado del todo, o yo no lo capto como lo imaginaste tú. A ver, la chica, o el chico, lleva la pulsera que recibió como regalo en la infancia o adolescencia. No cabe pensar en un gran valor, ¿o sí? No tendría mucha lógica... Entonces la lleva por costumbre, por un motivo sentimental, de recuerdo.

Cuando al final se la quita para enterrarla con la muerta, ¿qué significado le ves? Yo diría que prescinde del recuerdo, que se lo devuelve, en pocas palabras, que es despectivo. ¿Es ése el mensaje? Me da la impresión de que no, que más bien apunta al contrario.

Por eso creo que el relato se te ha rebelado al final. Ella podría dejar unas flores, o hacer algo por la muerta, pero no devolverle la pulsera. En realidad lo que interesa es decir que la vieja muere... Así lo veo.

Ya me dirás. Saludos.

Hola. Comento ràpido. He pillado un hueco en el work.

La pulsera se la regaló la atracadora años atrás. Ambas eran amigas. Después de muchos años sin verse, se acerca a saludarla, y ¿qué se encuentra? Primero que no es reconocida y segundo que la quieren atracar. Pero cuando la otra ve y reconoce la pulsera, siente verguenza y le devuelve las cosas. Se marcha llorando, avergonzada.

En el funeral. La amiga le devuelve la pulsera, tal vez como desprecio o por decepción.
La pulsera la llevaba como recuerdo. Un recuerdo de su amiga. Pero al verla, desamparada pidiendo en la calle, la imagen idolatrada que tiene se le viene abajo. A pesar de ello, la quiere ayudar dándole dinero. Y encima esta a punto de ser atracada.

No sé si se ha transmitido la idea. Veo que no. ¡Lo siento!