Querido Eduardo,
Me encanta tu relato: nostalgia, un perro entrañable, instrospección... tiene unos magníficos ingredientes.
En el inicio pensé que en la pareja dueño-Buddy el hombre era un solitario, pero después se habla de visitas, de nietos, de "nuestro" perro Buddy, y se entiende que existe una familia y una vida social. Eso hace la historia de más amplio espectro, no es alguien "especial" (aunque la soledad está dejando de ser inusual). En cualquier caso, la familia existe pero se muestra como algo secundario. Diría que el nexo con el perro en más fuerte que ningún otro. Quizá porque nunca lo ha traicionado.
Sólo he tenido perro (era hembra, pero lo digo en genérico, lo siento por las feministas) una vez, hace muchos años, lo suficiente para saber bien qué son los perros, en especial los grandes y nobles (era un pastor alemán). Amo y perro viejos en una carrera hacia la muerte no es una buena situación, ahora no lo tendría porque, si fuera cachorro, me vería en esa tesitura dentro de unos años, él con 12 y yo 75. Un mal trago para uno de los dos, seguro.
Es delicioso el modo en que deslizas los detalles importantes dentro de una historia aparentemente trivial: el perro es más social que el amo (es a quien conoce la gente del barrio), depende de él pero con cierta autonomía (En algún lugar de la vereda de enfrente ha cagado y meado sin que yo tuviera que llevarlo, y también elige su lugar para estar a solas). Tiene su carácter. También esa familia que, como dije antes, está, pero no está. Achaques del hombre (la pierna) y del perro (prepucio), refuerzan el paralelismo entre ambos.
En la segunda mitad el relato se vuelve obsesivo con la idea de la muerte. El protagonista no disfruta el presente, anticipando el futuro. Te ha salido así, es tu idea y está bien, aunque deja en el lector -al menos en mí- una sensación menos amable que la primera parte. A decir verdad, en mi opinión te has"pasado" en la obsesión del hombre, que me distancia del protagonista, por mucho que, en el fondo, yo coincida con él. Es algo de lo que quiero huir, y me lo estás poniendo enfrente. Este enfoque no sé si es error o virtud, literariamente hablando.
Uno de los textos más impecables que te he leído. Sólo esta frase:
El comentario usual de los vecinos es “ahí va Buddy con su dueño”.
La escribiría así:
El comentario usual de los vecinos es: “Ahí va Buddy con su dueño”.
Siempre es un placer leerte. Abrazos.
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Saludos desde Barcelona - España.