LOS CIBIQUEROS

Los cibiqueros o quinquilleros eran grupos nómadas, como los gitanos con los que no hay que confundir, herederos de un muy antiguo oficio : el trabajo del metal. El nombre correcto debió ser quincalleros - de quincalla - pero desde el siglo XIX se les llamó quinquilleros y aunque incorrecto este nombre ha prevalecido.

De origen centroeuropeo, conocían bien el trabajo del hierro, latón, bronce y otros metales. Trabajaban con un hornillo y un soldador que llevaban ya caliente y a punto para su uso. Cuando llegaban a una población recorrían las calles anunciando su oficio

- ¡ Se arregla platos, sartenes, faroles, peroles.... !

Llevaban sujeta al hombro con una correa una caja de madera con todo lo necesario para cualquier remiendo. Reparaban los cacharros de metal. Si se trataba de un agujero grande remachaban un remiendo; que era pequeño se soldaba con estaño. También las vasijas y utensilios de barro o loza, en este caso con cibicas. La pobreza de entonces era tal que cuando se rompía un plato en la casa era casi una desgracia; lo guardaban y cuando llegaban los cibiqueros lo llevaban a arreglar por una perra chica ( cinco céntimos). La reparación se hacía poniendo una pasta en el borde de los trozos rotos y haciendo con un berbiquí un pequeño agujero a cada lado. Se unía los fragmentos y se reforzaba con una cibica - de ahí el nombre cibiqueros - especie de grapa construida con el alicate a la medida de los agujeritos y que se introducía en ellos con un martillo pequeño.

Más tarde vinieron otros vendiendo toda clase de cacharros de hierro: sartenes, peroles, calderos de cobre, candiles, faroles de hojalata, etc. Con mucho arte manejaban una sartén y un martillo, a modo de reclamo, repicando en el mango de la sartén y pregonando su mercancía.

También en esos tiempos venían los húngaros con osos, monos, camellos y cabras. Acampaban a las afueras del pueblo y al anochecer hacían circo en la plaza. La gente acudía con su silla a ver el gran espectáculo. Cobraban la voluntad, de vez en cuando pasaban una especie de trompeta, un tubo largo que llegaba hasta las filas de atrás para que se les echara alguna perrilla.