CORCHO

Aunque queda mucho corcho en nuestros campos en el pasado hubo mucho más. En aquellos tiempos el alcornocal era superior al encinar. La encina tiene la bellota y el carbón de mejor calidad que el alcornoque pero éste además de bellota y carbón da corcho que puede sacarse cada ocho o nueve años y que tiene cientos de aplicaciones.

Extremadura nunca supo explotar la riqueza del corcho y otras regiones lo hicieron por nosotros. Alcuéscar cuenta desde comienzos de este siglo con una fábrica de corcho, llamada El Morrongo, donde había una gran bodega del siglo XIX. Allí se cocía el corcho y se hacía planchas y tapones. Creemos que fue la primera y más importante industria del pueblo. Tenía también almacenes que abastecían al pueblo de abonos para las tierras de labranza.


Parece ser que antes de esa industria lo único que había era los almacenes de los Velázquez, junto a la carretera frente a las eras del Prado. Allí se depositaba la corcha tal como se extraía para después venderla a las fabricas de otras regiones.

Hasta hace algunos años se hacía con corcho carapachos para comer, aprovechando los bultos salientes del tronco. El tamaño del carapacho dependía del tamaño del nudo del tronco. Eran platos ideales para usar en el campo pues además de ser muy resistentes se limpiaban sólo con darles un golpe boca abajo. También se hacía de corcho fiambreras, cucharas, tubos para guardar alimentos, etc.

La mayoría de las cunas de entonces era también de corcho, hechas por el padre generalmente. Se ponía la cuna encima de unos palos cruzados para que quedase en alto. Los bebés estaban en la cuna con las manos atadas para que no se hiciesen daño.

No se da esparto en nuestra tierra, lo traían de fuera, generalmente de Murcia. Pero había aquí muy buenos profesionales esparteros que hacían serones, esportillas, aguaderas para transportar cántaros de agua que las había de dos y de cuatro cántaros. También venían forasteros vendiendo todas esas cosas de esparto que en Alcuéscar se utilizaba mucho.