CORRIDA DE CAMPANILLOS

En ocasiones sucedía que una pareja convivía sin contraer matrimonio, bien porque no pudiera o porque no quisiera hacerlo. Los vecinos como es natural se enteraban enseguida y preparaban una corrida de campanillos. Por la noche cuando estaban los dos en casa, pasaban los vecinos con cencerros grandes y pequeños, el que no tenía campanillo con tapaderas o calambucos, el caso era hacer ruido. Algunos se ponían las manos en la boca y rebuznaban con tal maestría que ya hubiesen querido muchos burros hacerlo tan bien como ellos.

Los amantes a veces se enfadaban y no era difícil que a alguno de la ruidosa comitiva le cayese encima un baño de agua no muy limpia