LA ESTAQUILLA

Este juego se practicaba en invierno, cuando la tierra está blanda y clavan bien en ella las estacas. Cada uno se procuraba su estaquilla como podía, generalmente era un palo manejable de unos 40 ó 50 centímetros de largo, bien pulido, con una de las puntas muy afilada para que entrara bien en la tierra. Podían jugar los que quisieran y de antemano acordaban si valía el cruzado o solamente el arrancado y cuantas había que contar cuando se arrancaba o cruzaba la estaquilla. Lo más frecuente era contar cinco.

Comienza el juego. Los jugadores forman un círculo y tira el primero, con fuerza, clavando su estaquilla en la tierra todo lo posible. Según el orden que se haya decidido van tirando los demás jugadores, clavando igualmente su estaquilla pero tirándola de tal forma que choque con la que a ellos les parezca más fácil de arrancar. A veces de un sólo golpe, otras por varios golpes. alguna de las estaquillas se iba desprendiendo. Una estaquilla se considera arrancada cuando se le ve la punta. Entonces el jugador que ha conseguido arrancarla dará un golpe con su estaquilla a la arrancada mandándola todo lo más lejos que pueda. El dueño saldrá corriendo para traerla y clavarla antes que su contrincante haya clavado cinco veces su estaquilla en el suelo. Si lo consigue habrá ganado la carrera y ahora será él quien lance la estaquilla del otro lo más lejos posible mientras él clava cinco veces la suya. Si el contrario también lo consigue el juego sigue. Si alguno de los dos no lo consigue, pierde.

Puede ocurrir que uno tire su estaquilla y no quede clavada. El siguiente jugador clavará su estaquilla y se considerará como si hubiese arrancado la del jugador que no la clavó.

Si al comienzo se acuerda que vale el cruzado cada vez que uno clave su estaquilla y quede pegada a otra podrá tirarla lejos como si la hubiese arrancado.