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Generacion del 67 https://www.alcuescar.com/taller/viewtopic.php?f=3&t=94 |
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Autor: | pesado67 [ 24 Jun 2011 01:42 ] |
Asunto: | Generacion del 67 |
Toda historia tiene un principio y el mío fue en un tiempo brumoso: llovía en las mañanas, hacía calor en las tardes, frío por las noches y de nuevo llovía en las mañanas. Como casi todos los indefensos bebés, vine envuelto en llanto a este mundo… ¿Acaso existen otros? ¿Hay vida paralela a la nuestra? En fin, ¡sea por Dios! Nací en la ciudad de México en el año de 1967, en un mes de junio, el sexto, y por día el veintiséis. El acta de registro así lo recuerda y confirma para extraños y curiosos. Madre y documento recuerdan que fue un martes; a mediodía, hora inusual, pues por costumbre biológica los bebés nacen entre la noche y madrugada de cualquier día impreciso, raramente en pleno meridiem. Coincidencia, necedad, o no hubo de otra, pero el destino es parco y me toco México por cuna, que no España, Italia, Argentina... Menos mal que no fueron las tierras de los primos extranjeros, dada su natural injerencia en todo asunto internacional; ¡yo, a disposición de meterme a donde ni me llaman ni, menos, me interesa! Sin duda con eso que ellos tanto promueven yo hubiera sido un funcionario entrometido y pragmático en demasía. Si no fuera por los antecedentes que la Historia repite con incesante lentitud hasta ahogarnos en más de lo mismo, no en nosotros sino en todos juntos, a la hora del recuento solo seríamos cifras incipientes, sin más mote que “daños colaterales” de un México, o un Mundo, en expansión. Di mis primeros pasos hacia la consciencia que como individuo debía tener en ese periodo nunca concluido de la primaria, ¡¡antes de este hecho histórico, ni la más remota idea de quién era ni hacia dónde me llevaban!! La escuela primaria; instalada en aquel edificio grandísimo, de dos patios, enormes aulas montadas unas sobre otras y con multitud de baños. Recuerdo la entrada, un fenomenal zaguán rojo que dividía lo que más me impactó: montones y montones de escuincles que, sin duda, al igual que yo, desconocían qué demonios hacíamos o teníamos que hacer ahí. A mis casi ocho años —crecidito el burrito, ¿verdad?—, entré al primer grado. Sol quemante, árido. La Escuela Federal Benito Juárez, al otro lado de la colonia donde vivíamos, acogió a este y a tantos más. Mi hermana Gaby, al abandonarme a mi suerte, solo me dijo: —¡Échale ganas! ¿De dónde, pues? Es la fecha que le sigo echando ganas, ya ni sé con qué buena intención. Ya adentro, nos formaron: los chicos, los medianos y los grandes. Quedé entre los grandes. Largo, escuálido, blanco como fantasma de pueblo, de labios rojos inyectados. El güerito, dirían todos. Fíjense que no entiendo por qué el primer año debe haber maestra y no maestro, por qué tienen que sentarte en lugares mixtos y los pequeños delante, los mayores atrás. Y esto es perpetuo en todas partes. ¿Del nombre de la profesora? Ni me acuerdo. ¿De sus facciones? Un poco mayor que yo, y muy linda. Disléxico e introvertido, pasaba mis horas atento a descubrir ese submundo que se abría a mis ojos acostumbrados a las pequeñas imágenes cotidianas del hogar, cerrado y modesto. Perdón si no me detengo mucho en este primer año de vida en la escuela pero es tan poco lo que retuvo mi memoria que son más las sensaciones que las imágenes perdurables, para el que indaga las causas de la intolerancia de mis apetencias. Al año siguiente me llevaron a otra escuela más cercana. Según temores de mi hermana y mi madre, la ancha avenida Pantitlan que yo cruzaba día a día para llegar a la escuela era en extremo peligrosa. Lo que no confesaban una y otra era el verdadero motivo del cambio: el sentimiento de pertenencia, pues la nueva escuela era de la colonia y la otra, una extraña entidad que no sería buena para la formación de la familia. La escuela primaria estatal Niños Héroes de Chapultepec fue mi casa por varios años; la otra, solo un breve puente en la carrera del fauno en que me convertía. Segundo grado; la maestra Isela, mujer dominante, exigente y de molde antiguo, acostumbraba pegarnos en la palma, con un largo borrador, por cualquier tontería infantil. Además de castigos tan lerdos como estar parados y mirando a la pared, los brazos en alto, o extendidos sujetando sendos libros en cada mano… Cositas así que maquinaba en su porfía por hacernos niños héroes. De esta forma el proceso de maduración se activo en mi ser, abrí los ojos, las orejas, las narices y las manos —para tocar, lo más que pudiera— este mundo, que no era mío, pero que por obligación tenía que ser mío. ¿Que si hubo 2 de octubre? ¿Que si hubo Vietnam? ¿Que si hubo Beatles? ¿Que si hubo olimpiadas? ¿Que si hubo Cuba y Che Guevara? ¿Que un tal García Márquez escribió una novela en cien años de soledad? ¿Y que Aura despertaba en fuentes? Cuando eres ajeno a tu infancia, las noticias son las mismas siempre. Pertenecía a la generación que no existió, a no ser por esas levedades de las que alguien tiene que tomar nota. Así, extraviados y sin nombre, vagábamos sin saber a qué puerto llegar, por la simple razón que no teníamos puertos a donde arribar. Mi padre, un hombre que nunca supo qué era la responsabilidad; mi madre, que rápido confundió las responsabilidades con las obligaciones, pues nosotros, sus hijos, éramos su responsabilidad, por la que renunció a la obligación de ser feliz, pese a quien le pese. Porque feliz, lo que se dice feliz, nunca lo fue. Se fabricó algo parecido a la felicidad. Comprender esto en esos días y ahora es triste, porque cuando alguien nace debe ser un acontecimiento de infinita felicidad, al menos en el corto plazo que tardas para tener conciencia de que no fuiste un embarazo planeado, solo un mal día. Y no es lamento, ni reproche. Después de todo, mi generación se condenó por ese mínimo detalle, se convirtió en la generación invisible, que no dejó rastro ni evidencia de su existencia, lo he comprobado, pues de muchos que nacimos en ese año, nadie sobrevoló las alturas de lo imperecedero, de lo transcendental. Hago estas regresiones, a esta hora, como simples visitaciones anteriores de lo que fui. Lo cual tampoco importa. Llana necesidad de arrojar más datos sobre los que especuló mi madre, esa bendita mujer, que dio a entender, a todo aquel que buscaba referencias del niño que nació en un día del 67, lo respondido simplemente y sin apuro: —Es un niño chillón y cagón. Mario a. 23 junio 2011 |
Autor: | B.Miosi [ 24 Jun 2011 17:53 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
Hola, Mario, He leído con deleite esta página ¿autobiográfica? y constato que estás escribiendo mucho mejor que hace unos meses. Alguna que otra falla ortográfica, especialmente en las tildes, pero nada de importancia o que le reste valor al relato, muy bien estructurado, y como todos los tuyos, con un aire de melancolía y desafío pocas veces conseguido por muchos escritores. Cuando somos niños hacemos lo que se supone deben de hacer los niños. Ya antes, más que ahora, ni se preguntaba para qué. Probablemente nuestras madres tampoco lo sabían, solo que hacía debía ser. Hoy en día hay más consciencia de la manera cómo se debe criar a un niño, también hay más información (para los que tienen acceso a ella, claro), y el mundo ya no es el mismo, pues ha crecido a pasos agigantados. ¿Te imaginabas tú cuando eras niño, que algún día pudieras escribir y ser leído por personas de diferentes partes del mundo? Es un tremendo logro que están disfrutando con seguridad los de la generación del 67, claro, hay excepciones. Conozco a gente que es más joven que yo y no se acerca a un computador u ordenador ni de casualidad. Ni le interesa. Se limita a ver telenovelas, ni siquiera lee. Así que mañana es tu cumpleaños! estaré atenta, amigo! Besos |
Autor: | pesado67 [ 24 Jun 2011 21:44 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
blanquita. gracias por el titulo de amigo, gracias por tus palabras y gracias por que haciendo a un lado mis faltas y fallos ortigraficos y demas, me dices esto y creeme que mo lo creo, pues tu que ya eres toda una celebridad en esto de la escritura, no puede ser otra cosa que la verdad: He leído con deleite esta página ¿autobiográfica? y constato que estás escribiendo mucho mejor que hace unos meses. Alguna que otra falla ortográfica, especialmente en las tildes, pero nada de importancia o que le reste valor al relato, muy bien estructurado, y como todos los tuyos, con un aire de melancolía y desafío pocas veces conseguido por muchos escritores. este es el mejor regalo que me pueden hacer, ser considerado amigo y escritor. gracias por tu generosidad y apoyo. yo calculo que dentro de algunos años termine mi formacion de maduracion escrita. y ya para ese entonces sera mas decente y vista mis pequeñas obras, pero siempre, tendre presente que uds mis buenos amigos virtuales son la causa de mi futuro. mario a. |
Autor: | ansape [ 30 Jun 2011 18:05 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
Hola, Mario. Me he entretenido con este relato, por la forma descomplicada y picara como lo escribiste, por muchos ratos chistoso y en otros interesante. Tienes lo tuyo en la literatura, te lo he repetido muchas veces, le sacas chispa a todo. Bien, amigo, ¡Ah! También soy del sesenta y siete. Saludos. |
Autor: | pesado67 [ 30 Jun 2011 21:26 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
ujules carnal. pues a darle, si no quieres engrosar en esta generacion olvidada. saludos mario a. |
Autor: | Panchito [ 03 Jul 2011 01:23 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
Así que tenemos dos del 67...
Una introspección muy íntima, Mario, te felicito. Creas un círculo perfecto, con ese cierre bordado. Pero creo que al final no tendrás razón; Antony y tú sois muy jóvenes aún y quién sabe hasta qué punto podéis llegar a rozar las alturas de lo trascendental, de lo imperecedero. Y quién sabe si de esos pequeños concursos de Antony, o del proyecto de libro que tienes tú mismo en mente desde hace tiempo, acaba saliendo algo que trascienda. O de cualquier otra cosa que hagáis. Abrazos. |
Autor: | pesado67 [ 04 Jul 2011 20:06 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
panchito. te cuento, fijate que esto como pongo en un momento, no es reproche, es algo, historico, tampoco, es algo que se convierta en obsesion, o que sea obsesionante, es simple juego de ideas y contextos, una parodia, o un panfleto politico de como nos venden la realidad de nuestro pais. y de otros. gracias maestro por tus palabras y consejos. aqui andamos y lo dicho. cuando reciba el juan rulfo yo te convido. mario a. |
Autor: | milagros [ 04 Jul 2011 23:55 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
Pues como sigas a este paso recibirás el premio antes de lo esperado.
De verdad, coyote, que has avanzado muchísimo. Siempre me gustaron tus relatos (¡Ay, esa Juana!) pero ahora la estructura la bordas, la prosa también y no ha perdido nada de su frescura original. Enhorabuena, Mario. En cuanto al tema, lo ha dicho Fernando, los del 67 sois jóvenes, os queda tiempo para hacer de todo; peor lo tienen los del 77 que, al menos en España, andan bastante despistados y parece que hubieran nacidoen en 97 . Un abrazo. |
Autor: | clarinete [ 14 Jul 2011 21:32 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
Mario, no voy a decirte lo que los demás ya te han dicho, o sí, verás estoy un poco dividido en seguir con lo que se te ha dicho o decir algo nuevo, la verdad es que es difícil. El texto me ha encantado. Tu forma de escribir ha mejorado y mucho, o es que lo tenias escondido?. Precisamente esa forma de escribir hace que tu relato, autobiográfico o no, forme parte de quien lo está leyendo, y eso es muy importante para el escritor, poder llegar allí donde se desea que el lector llegue. Otro lado es el de la historia que cuentas. Magnifica, y te lo digo porque me ha gustado lo contado, la progresión y la forma. Has vuelto a llegar, al menos a mi. En un momento de tu texto el protagonista se hace una serie de preguntas, que yo que soy de una generación anterior, una pubertad anterior, me he hecho, al menos alguna de ellas. Ha sido un placer leerte este texto. Un abrazo clarinete |
Autor: | pesado67 [ 15 Jul 2011 01:39 ] |
Asunto: | Re: Generacion del 67 |
clarinete. amigo, no sabes como agradesco tus comentarios, se que son sinceros y para mi son de alta estima. veo que captas cual fue la intencion del cuento, en parte biografico y en parte ficcion. una loca critica a la generaciones, que se acumulan cada año, sin mas salida que morirse en cantidades anonimas. mario a. |
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