¡Vaya! Me dejáis alucinado. Me habéis leído y comentado. Gracias, gracias, sois buena gente. Qué menos que dar las explicaciones oportunas. Ante todo, explicaros que este "relato" es parte del primer capítulo de una novela que hace muchos años, cuando yo andaba estudiando la carrera por aquellos Madriles que decían... ¡de Madrid al cielo!, empecé a escribir y aun no he terminado. Está basada en las experiencias de un buen amigo Rafa, estudiante de Derecho en la Complutense de Madrid, perteneciente a un grupo anarquista, que nunca llegó a terminar la carrera, pues se metió en el mundo del teatro y creo que por esos andurriales anda aun. ¿La novela? Como otras tantas mías, sin acabar y perdidas en algún rincón del olvido. Bien, al asunto. Panchito, gracias por tus comentarios. Respecto al primero: "- le dan las fuerzas que necesita para vencer la, cada vez, mayor resistencia del viento", debes creerme si te digo que al releer el "relato", antes de colgarlo, pensé "mayor es adjetivo comparativo... ¿de quién? Si lo es, y así lo creo, de resistencia, debo ponerlo después de la coma" Y así lo hice; parece que me he equivocado, pero me gustaría que me analizases la frase, pues me quedan dudas. Si no es abusar de tu amabilidad, claro. Tienes razón en la "h" y la tilde de Luís. A veces los dedos no me obedecen, debe ser la edad. "junto al café que sus delgados dedos remueven lentamente". ¡Ja, ja! Tienes toda la razón, se me olvidó la cucharilla por algún rincón de mi subconsciente. ¡Claro, como era alto y delgado, quizás con el dedo...! ¡ja, ja, ja! Muy buena tu observación. Gracias. A pesado67: Ante todo, hola y gracias por leerme. Efectivamente, el relato está ambientado en el Madrid algo romántico y melancólico de la década de los sesenta, barrios de Argüelles y Princesa, estudiantil y románticos. Es lo que me tocó vivir y siempre recordaré con añoranza y algo de tristeza, aunque solo sea por haberlos perdido en la memoria de tos tiempos. Pero debo explicarte; no fue un amor gratis, ni nebuloso, como el blues, sino imposible, pues tanto Luís (Rafa) como ella (Cristina), existieron. Ella, estudiante de Filosofía y Letras, culta, hija de familia acomodada y bella como un día de sol tras la tormenta; él, de Toledo, algo paleto, hijo de agricultores con dinero, convencionales, muy dentro del régimen Franquista, que tuvieron la mala suerte de tener un hijo anarquista. Todo se fue al garete cuando ella quiso alejarlo de sus ideas y enamorada como estaba de él, nunca dejó de intentar recuperarlo. Creo que al final se casó con un compañero mío de Arquitectura. B.Miosi: Viniendo de ti, a quien tanto admiro, que te guste un relato mío ya es mas que suficiente. Sí, acertaste en tu pensamiento derrotista, pues entre el anarquismo de Luís y la rotura de aquel noviazgo, eso es lo que quise expresar; es la idea básica de la novela a la que pertenece, cómo las ideas políticas pueden llevar a un hombre a la pérdida del conocimiento de la belleza, del amor... El que lo hayas extraído de mis palabras ya me parece suficiente halago. La forma que elegía para expresarme en esta novela, prosa poética creo que la llaman, es intencionada, pues es una forma de dar fuerza a uno de los hilos conductores de la trama, la belleza, el amor, tan impregnados de ambos la poesía. Gracias. Hola Jósgar, gracias por tu lectura y comentarios. Efectivamente, has dado en la clave de uno de mis mayores defectos y obsesiones, las comas, los "punto y coma", los "puntos" Me gusta usarlos con frecuencia y, como es bastante difícil hacerlo para alguien no muy versado en la buena escritura, meto la pata continuamente y eso es lo que notas. Ahora estoy escribiendo algo más de corrido, pero me leo y me falta el aire; automáticamente empiezo a meter comas y punto y coma, hasta que me salen por los bordes del teclado. Gracias de nuevo. Milagros: Gracias por tu lectura y comentarios. Veo que conoces Madrid y sí, aquel barrio era así en otoño, algo triste y melancólico, ambientado en el blues, el soul, Amstrong y su trompeta, Myddy y su guitarra, Johnson... La calle Rosales, junto al parque del oeste y, de fondo, La Casa de Campo, con su olor aromatizante a pino y jara. Gracias, amiga. ¿Me has vuelto a leer, Panchito? Eso ya es para matrícula; es un verdadero honor el que me haces. Veo que eres muy observador, pues, efectivamente, aunque el autor, yo, no soy de la Mancha, sí lo era Luís, de Toledo, parea ser exactos. No sé que decir con esta segunda lectura, solo darte las gracias de nuevo tanto por la lectura como por el honor que le hacéis a este recién llegado. Así da gloria estar. Gracias a todos de corazón.
_________________ Leo para aprender a escribir; escribo para aprender a leer.
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